El problema de mucha gente es que tienen un sentido de urgencia
por las razones incorrectas. Tienen un sentido de urgencia por el tiempo que
han vivido en el problema, o porque el tiempo se les está acabando, y no por la
visión.
Y se encuentran aceptando cosas
que están por debajo de la promesa de Dios para sus vidas, porque piensan que
el tiempo está pasando, y que tienen que aceptar lo primero que venga, y corren
el peligro de tomar algo que, en vez de adelantarlos, los atrase.
Habacuc 2:3 dice: Aunque la visión tardará aún
por un tiempo, más se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare
espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará.
Este verso puede parecer un poco confuso; dice
que la visión tardará, pero que se apresura. Si vamos al texto original, Dios
lo que estaba queriendo decirle al profeta es que la visión tiene un tiempo
asignado, y que, aunque el cumplimiento de la visión no sea ahora, se apresura.