lunes, 14 de julio de 2014

Desconfía de tus emociones.


Comúnmente desconfiamos de muchas personas a nuestro alrededor, estamos pendientes de cuidarnos de aquellos que puedan hacernos daño. En otras palabras, ubicamos a nuestros enemigos para mantener una distancia para protegernos.


Nos enfocamos tanto en esto, que no nos damos cuenta de que a veces nuestro principal enemigo somos nosotros mismos. El corazón lleno de emociones y sentimientos nos juega trampas en las que caemos y por ello sufrimos quizás más de lo necesario. En la Biblia, Jeremías 17: 9 dice que "engañoso es el corazón más que todas las cosas".

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